sábado, 13 de octubre de 2012

No pasa nada

Octubre de 2012. Coche en el aparcamiento de Paseo de Gracia. Suficientemente lejos de Plaza de Cataluña, por lo que pueda pasar. Paraguas en mano por lo tormentoso del día y sensación de que uno va a enfrentarse al poder establecido. En realidad solo va a manifestar que le gusta el país donde ha nacido, que le gustan las raíces que lo ligan al resto de sus compatriotas y que no le gustan los planteamientos que generan fronteras. Primera llamada de atención. En la parte alta de Paseo de Gracia dos ciudadanos pasean tranquilos blandiendo una bandera de Cataluña y otra de España. Lo cierto es que no pasa nada, pero acostumbrado a las visiones tremendistas de la TV  casi sorprende que los ciudadanos de alrededor no reaccionen con furor.

 No pasa nada. Cruzada la calle Aragón, la visión de varios grupos con banderas duplicadas en mano (española y catalana estatutaria) , que bajan tranquilos hacia Plaza de Cataluña, pone en marcha un especial hormigueo en el estómago. Hormigueo muy parecido a áquel que sentíamos cuando bajábamos hacia el mismo lugar y veíamos cercanos los furgones y caballos de los llamados "grises". No es lo mismo. Aquello  era una manifestación contra una dictadura y hoy vivimos en Democracia. Pero el hormigueo es parecido. Sensación agridulce al llegar a nuestro destino. El número de personas es bastante elevado. El hormigueo se transforma en excitación, pero al mismo tiempo nos invade la sensación de que debería de haber más gente. Cierto que no son más que las 10.30 y el manifiesto se lee a las 12, pero queremos que sea un gran éxito y nos invade la preocupación. La parada en el Zurich para reponer fuerzas e ir amansando sentimientos nos permite ver como va llegando gente y la la plaza se va llenando. Patéticos momentos con lluvia arreciando y sentados en la terraza del café cubriéndonos con un paraguas que nos hace temer lo peor. Pero como todo la nube también pasa.

 Nos dirigimos a la plaza ya muy llena y nos sumergimos en el ambiente de excitación, camaradería y tolerancia que tanto nos cuesta ver en otras manifestaciones de nuestros conciudadanos. No voy a describir lo que pasó porque buenos redactores lo han hecho ya, pero sí quisiera dejar constancia personal de los sentimientos que afloraban en las personas de mi alrededor. La sensación global era de que eramos muchos. Nos hubiera gustado ser más, pero la ilusión de los presentes lo compensaba ampliamente. A mi izquierda una pareja de personas con edades suficientes para haber vivido alguna inauguración de pantanos en el viejo régimen, observaban con los ojos húmedos lo que ocurría alrededor. La multitud bramaba "Visca Catalunya-Viva España", "Yo soy español, español...". Las banderas se elevaban lo máximo posible y ellos tímidamente secundaban los gritos, pero controlando con la mirada los alrededores por si pasaba algo imprevisto Muchos años de pensamiento único, pero asumiendo ya que no estaban solos y que... no pasa nada. A mi derecha, jóvenes envueltos en la bandera de España y en la de Cataluña. Ellos no vivieron la dictadura, pero también saben rebelarse a la imposición. Son los mismos que se envuelven en la bandera del Barca o de la Roja cuando tienen ocasión. Hoy son conscientes de que están haciendo algo nuevo, algo distinto. El hormigueo del estómago es ya un clamor de excitación y alegría.

 Es posible manifestarte pacíficamente con tus conciudadanos y enfrentarte a la ideología oficial impuesta inexorablemente por quienes quieren imponer su modelo de sociedad. Sensación de éxito. Sensación de que esto es el principio, de que no todo está perdido. De que podemos ganar. Seguirán dominando la TV y subvencionando medios de comunicación, tratarán de ridiculizarnos y procurarán hacernos sentir extranjeros en nuestra tierra, pero los sentimientos más profundos son íntegramente nuestros y no conseguirán manipularlos. Queremos una Cataluña abierta, dentro de España y dentro de Europa, sin fronteras físicas ó de ideologías. El 12 de octubre muchas personas se han dado cuenta que se puede gritar alto y fuerte "Visca Catalunya- Viva España" y no pasa nada. En realidad si pasa algo. Pasa que la voz de una parte importante de nuestros conciudadanos se comienza a oír vibrante y potente. Es el inicio. En realidad, pasa mucho.

2 comentarios:

  1. Todos los que estuvimos allí, llegamos lentamente y expectantes pero, al marcharnos nos invadió una sensación inexplicable de bienestar y satisfacción de que por primera vez, no nos sentíamos solos y por primera vez nos habíamos podido expresar libremente. Comparto el sentimiento del artículo.

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    1. Gracias por el comentario. Hay mucha más gente de la que aparece en las encuestas que tienen sentimientos parecidos. Mucha gente que irá abriendo los ojos y que se moverá cuando sea consciente que realmente son necesarios para evitar que el nacionalismo lleve a Cataluña a una situación de crisis social y fractura de difícil solución en muchos años.

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